L’INTENT D’ASSASSINAT DEL PRIOR JAUME ROQUETA VIST PER FRA FRANCESC TALET I PEL PARE FRA JOSÉ DE SIGÜENZA
Una de les històries extraordinàries que succeïren en el
monestir de Sant Jeroni de la Vall d’Hebron, fou sense cap mena de dubte
l’intent d’assassinat del seu prior, fra Jaume Roqueta. El magnicidi envoltat
d’enigmes es produí mentre exercia de prior en aquest monestir, durant el trienni de 1523 a 1526. Cap de les
fonts conegudes ens assenyala quan es produí aquest luctuós fet. Tot fa pensar però
que devia passar en un moment força avançat del seu mandat prioral.
A la Primera Crònica de Sant Jeroni de la Murtra
(1413-1604) escrita a principis del segle XVII per Francesc Talet, monjo profés
de la casa, ja es parla de l’intent d’assassinat del prior Jaume Roqueta, (tot
i que de manera breu) mentre aquest exercia aquest càrrec triennal a la casa
veïna de Sant Jeroni de la Vall d’Hebron. No queden paleses en la seva
descripció el motiu que portà a un frare intentar matar el seu superior. La
culpa òbviament era tota per al dimoni que s’havia ensenyorit del cos i l’ànima
del monjo anònim com bé assenyala fra Francesc Talet en la seva narració dels
fets.
“...en lo qual
trienni en lo predit monestir de l’Abron per hun religiós profés del dit
monestir, instigat per lo sperit maligne, fonch ferit crudelissimament ab
una destrall en lo cap. E ab un coltell (ganivet) lo volie degollar, sed omnipotens Deus non permisit , però nafrà’ll en diverses parts de sa persona.
E fonch molt gran miracle com no·l matà, car entre les
deu i honze hores ans de la miganit, lo dit religiós li entrà dins la cambra
hon dormie, y trobant lo dit pare en lo lit, li donà los dits colps y, en
aver-lo ferit, li caygué la destrall de les mans y la lanterne ab la llum que
portave e jamés la pugué trobar. Y entretant vingueren los frares que sentien
la remor.
Lo predit religiós fonch pres e
sentenciat per lo capítol general de nostra orde que fos enclòs dins una sitga
o fossa deval terra en lo monestir de Guadalupe. Però per les orations del dit
reverent pare, qui sempre per aquell pregave, no morí ni fonch posat en la dita
fossa, mas percudit y pres per gran febre morí en la enfermeria del dit
monestir de Nostra Senyora de Guadalupe, rebuts tots los sagraments.
E ab molt gran dolor y contrició
per los mals que fet avie, confessà davant tots los present estants que no sols
al dit pare, mas a tres o quatre altres pares del dit monestir de l’Abron matar
volie. Y pregà ab moltes làgrimes als qui presents estaven que escriguessen de
part sua al dit reverent pare que li perdonàs i que ell confessave la sua gran
maldat e iniquitat e malicie y que lo demoni que tenia ab si li havie fet fer
tots los predits mals, essent ell innocent e sens culpa, la qual letra fonch ací
enviada al dit reverent pare e legida públicament. O mirabilis Deus in
sanctis et in operibus suis,
Car no pos dubte que per ésser
estat aquest reverend pare en tota la sua vida hun espill de virtuts y santedat,
obtingué del Senyor ab les seves pregàries que lo seu perseguidor morís a mort
regonegude y anàs en via de salvació. Lo dit reverend pare visché aprés de
sobredit cas XIII anys. Havie LV que
tenia l’àbit quant morí...”(1)
El Pare fra José de Sigüenza, en la
seva magna obra Historia de la Orden de San Jerónimo, publicada a Madrid
entre els anys 1595 i 1605, entra més en les causes de tot plegat i aporta noves
dades que donen una mica més de llum sobre aquest afer.
El pare Sigüenza devia obtenir la informació, a la vista
del detall, de primera ma, amb tota seguretat de la casa de la Murtra (document
desgraciadament desaparegut), perquè en el manuscrit que li va remetre un monjo
anònim de la Vall d’Hebron, anomenat Historia Breve de la Fundación del
monasterio de Sant Hyerónimo de Val de Hebron y de las cosas notables de·l,
no es fa cap esment d’aquest luctuós fet.
L’explicació més plausible és perquè el pare fra Jaume
Roqueta era monjo profés de la Murtra i corresponia al cronista d’aquest
monestir fer l’elogi i descripció de la seva vida. A Sant Jeroni de la Vall
d’Hebron en canvi aquest episodi devia haver provocat un gran impacte i devia
deixat un regust molt amarg, motiu pel qual tothom d’aquest monestir tindria
més interès en oblidar-lo, i potser fins i tot esborrar-lo de la memòria, que
no pas deixar-lo com a record històric.
Sigui com sigui, el pare Sigüenza amb la seva narrativa,
culta i continguda alhora, fa una descripció amb gran luxe de detalls de
l’intent d’assassinat, cosa que ens aproparia, malgrat l’aparent mesura de
l’autor, a una descripció pròpia d’un romanço de sang i fetge o de conte de por
a la vora del foc.
Anem a escoltar el que diu el pare Sigüenza i vosaltres
mateixos, estimats lectors, podreu jutjar:
DEL SANTO PRIOR FRAY JAIME
ROQUETA, PROFESSO DEL MISMO MONASTERIO DE LA MURTRA DE BELEM
“Quando vacó de su oficio la
postrera vez, rogaron los religiosos de S. Gerónimo de Val de Hebron (que como
vimos están cerca) al General de la Orden, que se le diesse por vicario,
desseando gozar de tan alto varón por algún tiempo. Concedióselo y fueles
también con él, que le hizieron luego prior, en vacando el que tenían. Teniendo
este oficio permitió Nuestro Señor le sucediesse una notable desgracia, porque
también se viesse la virtud de la paciencia en el trabajo. Vino a pedir el hábito
a aquella casa un mancebo sardo, al parecer de buenas partes, con muchas
habilidades, letrado y musico juntamente, y con esto buena voz, que no avia más
que pedir. Hablóle el Prior a solas, como lo acostumbraba en estas recepciones,
coligió de la plática o de otro mejor principio, que el moço tenía
inclinaciones y natural avieso, dixoles a los religiosos que aun que el mancebo
tenía buenas partes, no quería recebirle, porque le parecía que no era para
ellos, ni aprobaría bien, sintieronlo mucho porqué se le avian aficionado, y
aun tendrían alguna sospecha si le quería para su propia casa viéndole tan
hábil. Rogaronle le propusiesse, por entristecerlos dixo que si haría, pues lo
desseavan, más que entendiesen, le dezia no se que el espíritu, que en aquel
moço estaba enterrado algún mal grande, y que avia de ser escandalo de aquella
casa. No hizieron mucho caso de la profecía, ni tenían experiencia quan
verdadero era el Profeta, dieronle el hábito, perseveró el novicio para mal de
todos, bien, aquel año, disimulando el isleño la fiereza de su condición. En
haciendo profesión como un raudal impedido salió y rompió la madre, descubrió
el espíritu diabólico que tenía encubierto, y a sacar más verdadero al Profeta
de lo que todos quisieran. Inquieto, reboltoso, impaciente, malicioso, y sobre
todo incorregible. Quando el Maestro o el Prior le corregían sus libertades o
mal termino, respondía con libertad, y aún con desverguença, cosa que en esta
religión es una monstruosidad increyble, no digo en los nuevos, que esso no se
ve jamás sino en algún nuevo demonio, más aun en el viejo cargado de años y de
canas, porque el que siendo reprehendido (con razón o sin ella) responde al
Prior, ni tiene canas, ni sesso, ni religión. Como vieron tan furiossos
desgarros y tanta descompostura, y que cada día cometía mil culpas de las que
llamamos graves, y aun gravissimas, y que se avian tentado todos los medios de
su cura y remedio y que ninguno aprovechava. Iuntaronse el Prior y Diputados a
tratar de penitenciarle más gravemente, hizosse assi, y fue lo mismo que poner
fuego a la pólvora, sintió la fuerça de la medicina, como en los endemoniados
el conjuro, convirtió en ponçoña el remedio de su salud, y porque se cumpliesse
bien a la letra la profecía del santo varón, que avia de ser escandalo a aquel
convento, entrole un pensamiento endiablado en el alma, de matar al Prior y a
los Diputados que le avian penitenciado. Como lo concibió ansi lo puso por
obra, huvo a la mano un destral o segur, afilole todo quanto pudo, porque no
hiziesse golpe en vano, y dando el primero no fuese menester segundo, y por si
aquel faltasse, un cuchillo no menos bien aparejado, armas bien descomunales
para tan mansos contrarios. Venida la noche de su ceguedad y malicia, quando le
pareció buena coyuntura, fue a las celdas de los Diputados y a la del Maestro
(eran las once de la noche poco menos, quando de ordinario duermen todos) quiso
su buena dicha que las avían cerrado por dentro, hizo sus diligencias y puso
fuerças para abrirlas y no pudo. Fuese a la del Prior, permitió Dios que el
santo la tuviesse abierta, entró y sintiole luego, y dixo quién es? Quien entra
a tal hora? Llegó junto a él el atrevido moço, sacó una lucernilla que llevaba
debaxo cubierta, pasossela por los ojos con que le deslumbró y el cobró tino, y
descargó luego un golpe mortal en la cabeça, y aunque no fue en lleno le
derribó a zercen un pedaço del casco. El santo varón dio vozes, diciendo Iesus,
Iesus, socorredme, Señor mio Iesus!. Turbose el endemoniado frayle con el
nombre santo de manera que se le cayó de una mano la lucerna, y de la otra el
destral, buscolo a tiento y no pudo topar con él, porque no quiso Dios que
acabasse su vida su siervo a manos de aquel carnizero. Como se vio sin armas y
sin luz, hechó a mano del cuchillo, que no tenía peores filos, y por acabar la
obra començada arremetió otra vez a tiento y diole mucha heridas, el echava de
ver que no eran de muerte ni como las desseava dar, y por hazerlo de una vez
acordó degollarle, asiole del braço al santo y pensó que era la garganta,
porque prendió junto al sobaco, y passole el cuchillo como quien degüella un
cordero y hizole otra herida mortal, como sintió en sus manos la sangre, y ya
estaba tan turbado dio por acabado el negocio, procuró salir de la celda para
ponerse en cobro, y aunque no era tan grande y el la sabia bien, jamás pudo
atinar con la puerta, hasta tanto que aviendo sentido algunos religiosos ruydo
y las primeras vozes (aunque como en sueños) vinieron a tiento o traídos de
algun buen Angel, y hallaron al maldito moço tentando por las paredes, y asieron
de·l. Truxeron lumbre, llegaron a la cama, y vieron a su santo prelado
consagrado en martyr bañado en la sangre de sus heridas. Al mal frayle embiaron
a buen recado al Monasterio de San Bartolomé de Lupiana, para que el General
viesse lo que avia de hacer de·l, sentenciolo a cárcel perpetua, llevaronlo a
Guadalupe y allí le pusieron en un
sótano como después diré. Llamaron luego los cirujanos para ver si las heridas
tenían algún remedio, desesperaron todos de la cura, porque las dos heridas del
braço y de la cabeça parecían sin remedio, por faltarle la virtud con la mucha
sangre que le avia salido. Hizieron lo que pudieron y supieron, y como las
heridas no avian sido más de como para prueva, el que las permitió suplió la
falta del arte y de la naturaleza. Fue mejorando y para que cobrase entera
salud le tornaron a su casa de la Murta de Belen, donde la recuperó de todo
punto, que todos la tuvieron por milagrosa, sanaron entrambos el agressor y el
paciente. Porque el principal exercicio del siervo de Dios en toda su
enfermedad fue rogar a Dios por el pobre frayle derramando muchas lágrimas,
suspirava por el cómo madre tierna que tiene el hijo ausente, y lo que más le
lastimaba era que le dezian que jamás avian visto en aquel cruel moço un punto
de arrepentimiento, sino el de aver hallado las demás puertas cerradas. Dezia
muchas veces el siervo de Dios derramando lagrymas, Señor perdona su culpa, ablándale
el coraçon, dale conocimiento, conviertele a ti, no mires rey de clemencia, la
furia de un moço ayrado, ciego, vencido de su flaqueza, mira Señor a tu hijo
puesto por el en la cruz, y rogando por él, que quien rogó por los que allí le
ponían, también rogo por el que me puso ansi. Afirmaron muchas veces los
religiosos que les servían, que en respeto del cuidado que tenía del pobre
moço, no tenía ninguno de si, y dezia que se holgaría de morir a costa que el
otro sanasse. Salió con su intento en lo segundo. Diole en la cárcel una rezia
enfermedad, y antes della se le vieron unas señales de arrepentimiento, tocole
nuestro Señor el coraçon, y llorando amargamente su culpa, rogó al Prior de
Guadalupe le hiziesse la merced de llegarse allí con los religiosos. Vino, y
delante de todos confessó con abundancia de lágrimas la tragedia de su desatino, ensalçando hasta
el cielo la vida del Santo Prior, y de todos los religiosos de aquel convento a
quien el como furioso y cruel quería matar, dixo las circunstancias endiabladas
que acompañavan su delito, confesando también que creya y tenía por cierto que nuestro Señor le avia de perdonar por las
oraciones del santo en quien puso sus manos sacrílegas, dixo esto con tanto
hervos de espíritu, y con tantos vivos sentimientos que hiziera fe a los mas
duros quan de veras lo sentía. Vista esta confession el Prior le dio el Santo
Sacramento de la Eucharistía, y luego la extremaunción, recibiolo con increíble
ternura y passó desta vida, por tan fuerte y estraño camino de su
predestinación. Eligieron la quarta vez en su casa por Prior a nuestro fray
Jayme Roqueta, con la larga experiencia y como bien acuchillado, hizo el oficio
aventajadamente…(2)
Lluís Jordà i Roselló
NOTES
1.- Francesc Talet. Primera Crònica del Monestir de Sant Jeroni de la
Murtra (1413-1604) A cura de Carles Díaz Martí. Col. Textos i Documents. Fundació
Noguera. Barcelona 2013. Pàg 787.
2.- José de Sigüenza. Libro quarto de la Historia de la Orden de San
Jerónimo. Pàgs. 677 a 680. Imprenta Real. Madrid 1605
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